viernes, 30 de marzo de 2012

Actualmente se llaman infecciones asociadas al cuidado de salud (IACS) ya que las infecciones las pueden adquirir no solo en instituciones de primer nivel, sino también en centros de 3er nivel con la mejor tecnología disponible.  El agravante de estas infecciones son los gérmenes resistentes a los antibióticos que pueden colonizar previamente a los pacientes y muchas veces sin manifestar infección, pueden ser reservorio y fuente de infección.

La vía más frecuente de transmisión es por contacto, ya sea directo, a través de las manos no higienizadas, o, indirecto, a través de elementos o dispositivo. Los de mayor preocupación son los gérmenes resistentes a los antibióticos, algunos de ellos, como el Staphylococcus aureus, Enterococcus resistente a vancomicina, lebsiella productora de carbapenemasa y algunos emergentes como el Clostridium difficile.

Según las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, una media del 8,7% de los pacientes de un hospital presentan infecciones nosocomiales. Las más frecuentes son las de heridas quirúrgicas, tracto urinario (relacionadas con el empleo de sondas vesicales), vías respiratorias inferiores (tráquea y bronquios) y las asociadas al uso de catéteres.

No todas las personas que están ingresadas en un centro sanitario son igual de vulnerables frente a estos microorganismos. Los pacientes geriátricos, los inmunodeprimidos, los que reciben quimioterapia y los neonatos son los focos principales de estos agentes oportunistas debido a que su sistema inmune está debilitado lo que facilita la colonización de los microorganismos.

Bacterias, virus, hongos y otros patógenos están detrás de estas infecciones, que suelen ser difíciles de tratar con los antibióticos habituales. Puede haber contagios cruzados (cuando el agente se contrae de otro enfermo), endógenos (cuando procede de la flora del propio individuo) o ambientales (por contacto con material contaminado).

Algunos de los agentes infecciosos más comunes son:

·         'Klebsiella pneumoniae': este bacilo aerobio es el más importante del género 'Klebsiella'. Puede provocar infecciones en el tracto urinario (lo más frecuente), sistema respiratorio, tejidos blandos y heridas. En ocasiones, en organismos debilitados, puede desencadenar una infección generalizada (sepsis) que puede terminar con la vida del paciente.

·         'Escherichia coli': se trata de una bacteria que está presente en nuestro organismo, concretamente en el tracto gastrointestinal. Existen numerosas cepas o variantes de este agente, algunas de las cuales, como la 'O157:H7', producen toxinas que pueden originar enfermedad grave. Los niños menores de cinco años y los ancianos son los grupos de edad que tienen más riesgo de contraer complicaciones con esta infección. La enfermedad se transmite por vía feco-oral a través de alimentos contaminados y de persona a persona. Sus síntomas son variables en función de la cepa pero los más frecuentes son colitis y fiebre alta.

·         'Pseudomonas aeruginosa': es el más temido en general. Es un bacilo Gram negativo que siempre está en contacto con nosotros. Pero en ambientes hospitalarios puede representar un problema, especialmente para pacientes oncológicos y quemados. Suele infectar el tracto urinario, las vías respiratorias, las heridas y las quemaduras. Tiene una gran capacidad de adaptación y una alta resistencia a los antibióticos.

·         'Staphylococcu aureus': Los contagios de esta bacteria son muy frecuentes. En Estados Unidos, alrededor de 300.000 personas se infectan con este 'coco' en los centros de salud. Los factores que predisponen al contagio son la hemodiálisis, la dermatitis, ser diabético insulinodependiente, la exposición previa a antibióticos, las quemaduras y la hospitalización prolongada.

·         'Candida albicans': la candida es la máxima responsable de las infecciones intrahospitalarias fúngicas (por hongos) y es una importante amenaza para los pacientes inmunocomprometidos. Normalmente, C. albicans vive en nuestro organismo sin ocasionar ningún problema pero puede provocar candidiasis invasivas, una de las infecciones nosocomiales más frecuentes.

·         'Aspergillus spp': este hongo es un ejemplo perfecto de patógeno oportunista. Suele aparecer en los hospitales tras la realización de obras y puede provocar infinidad de cuadros como infecciones superficiales, sobre heridas o asociadas a cuerpos extraños como catéteres. En los pacientes inmunodeprimidos la aspergilosis puede ser cutánea, pulmonar, de las vías aéreas o diseminada.

·         Virus sincitial respiratorio: es un patógeno muy común que se propaga fácil y rápidamente por contacto físico. Normalmente, provoca síntomas gripales leves y lo más frecuente es que a los dos años de edad todos los niños ya hayan sido infectados por él en alguna ocasión sin que suponga mayor problema. La propagación nosocomial de este virus a receptores de trasplante o pacientes con anomalías cardiovasculares o con el sistema inmune debilitado se asocia con una enfermedad grave y letal.

·         Rotavirus: junto con el virus sincitial respiratorio representa el 30% de las infecciones nosocomiales pediátricas. El rotavirus provoca gastroenteritis que pueden tener una gravedad variable. Es responsable del 5% de todas las muertes en niños menores de cinco años y del 22% al 60% de las hospitalizaciones pediátricas en el mundo. El 25% de estas infecciones son adquiridas en el propio hospital.


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