viernes, 30 de marzo de 2012
·
Nosocomial proviene del griego nosokomein que significa
nosocomio, o lo que es lo mismo hospital, y que a su vez deriva de las palabras
griegas nosos, enfermedad, y komein, cuidar, o sea, “donde se cuidan enfermos”.
Por lo tanto infección nosocomial es una infección asociada con un hospital o
con una institución de salud.
·
El origen de las infecciones nosocomiales u hospitalarias, o más
exactamente intrahospitalarias (IIH), se remonta al comienzo mismo de los
hospitales en el año 325 de nuestra era, cuando estos son creados como
expresión de caridad cristiana para los enfermos; por lo tanto no es un
fenómeno nuevo sino que ha cambiado de cara.
·
Se dice que la primera causa de IIH es el propio hospital, en franca
contradicción con la máxima que rige la práctica médica: primun non
nocere, y es que durante más de 1000 a los hospitales han mezclado toda
clase de pacientes en sus salas. De esta forma las epidemias entonces
existentes, o sea, tifus, cólera, viruela, fiebres tifoidea y puerperal, fueron
introducidas y propagadas a los enfermos afectados de procesos quirúrgicos y de
otra índole.1
·
Entre los grandes hombres de ciencia que se destacaron por sus aportes al
conocimiento inicial de la IIH se encuentran:2,3 Sir John Pringle (1740-1780),
quien fue el primero que defendió la teoría del contagio animado como
responsable de las infecciones nosocomiales y el precursor de la noción de
antiséptico.
·
James Simpson, fallecido en 1870, realizó el primer estudio ecológico sobre las IIH, donde
relacionó cifras de mortalidad por gangrena e infección, tras amputación, con
el tamaño del hospital y su masificación.
·
En 1843, el destacado médico norteamericano Oliver Wendell Holmes,
en su clásico trabajo IN thecontagiousness of Childbed
Fever postuló que las infecciones puerperales eran propagadas
físicamente a las mujeres parturientas por los médicos, a partir de los
materiales infectados en las autopsias que practicaban o de las mujeres
infectadas que atendían; así mismo dictó reglas de higiene en torno al parto.
·
En 1861 el eminente médico húngaro Ignacio Felipe Semmelweis publicó
sus trascendentales hallazgos sobre el origen nosocomial de la fiebre
puerperal, los cuales demostraron que las mujeres cuyo parto era atendido por
médicos, resultaban infectadas 4 veces más a menudo que las que eran atendidas
en su casa por parteras, excepto en París, donde estas efectuaban sus propias
autopsias. Semmelweis consiguió una notable reducción en la
mortalidad materna a través de un apropiado lavado de manos por parte del
personal asistencial, pilar fundamental en que se asienta hoy en día la
prevención de la IIH.
·
Lord Joseph Lister estableció en 1885 el uso del ácido carbólico, o sea, el ácido fénico
o fenol, para realizar la aerolización de los quirófanos, lo que se considera
el origen propiamente dicho de la asepsia, además de ser quien introdujo los
principios de la antisepsia en cirugía. Estas medidas son consecuencias de su
pensamiento avanzado en torno a la sepsis hospitalaria, que puede sintetizarse
en su frase: “Hay que ver con el ojo de la mente los fermentos sépticos”.
·
A medida que han ido transcurriendo los años, se observa el carácter
cambiante y creciente de las infecciones nosocomiales. Si los primeros
hospitales conocieron las grandes infecciones epidémicas, todas causadas por
gérmenes comunitarios y que provenían del desconocimiento completo de las
medidas de higiene, las infecciones actuales están más agazapadas y escondidas
tras la masa de infecciones de carácter endémico ocasionadas el 90 % de ellas
por gérmenes banales. Al carácter actual que han tomado las infecciones
nosocomiales ha contribuido el aumento del número de servicios médicos y la
complejidad de estos, la mayor utilización de las unidades de cuidados
intensivos, la aplicación de agentes antimicrobianos cada vez más potentes, así
como el uso extensivo de fármacos inmunosupresores. Todo esto consecuentemente
ha hecho más difícil el control de estas infecciones. Las infecciones
adquiridas en los hospitales son el precio a pagar por el uso de la tecnología
más moderna aplicada a los enfermos más y más expuestos, en los cuales la vida
es prolongada por esas técnicas.1
·
Las IIH constituyen actualmente un importante problema de salud a nivel
mundial, no solo para los pacientes sino también para su familia, la comunidad
y el estado. Afectan a todas las instituciones hospitalarias y resultan una de
las principales causas de morbilidad y mortalidad, así como un pesado gravamen
a los costos de salud. Las complicaciones infecciosas entrañan sobrecostos
ligados a la prolongación de la estadía hospitalaria (1 millón de días en
hospitalización suplementaria cada año es una cifra constantemente citada);
están asociadas también con los antibióticos costosos, las reintervenciones
quirúrgicas, sin contar con los costos sociales dados por pérdidas de salarios,
de producción, etc. Los estimados, basados en datos de prevalencia indican que
aproximadamente el 5 % de los pacientes ingresados en los hospitales contraen
una infección que cualquiera que sea su naturaleza, multiplica por 2 la carga
de cuidados de enfermería, por 3 el costo de los medicamentos y por 7 los
exámenes a realizar. En países como Francia el gasto promedio por enfermo es de
1 800 a 3 600 dólares en sobreestadías que van de 7 a 15 d. En el conjunto de
países desarrollados el total de los gastos ascienden entre 5 y 10 mil millones
de dólares. En Cuba por concepto de infecciones hospitalarias se erogan más de
3 millones de pesos al año. Más importante aún son los costos en vidas humanas
cobradas por las infecciones nosocomiales. Si se estima que la infección es la
causa de muerte en 1 a 3 % de los pacientes ingresados, se tendrán cifras tan
impresionantes como las reportadas en Estados Unidos de 25 a 100 mil muertes
anuales.4
·
Las IIH son un indicador que mide la calidad de los servicios prestados.
Actualmente la eficiencia de un hospital no solo se mide por los índices de
mortalidad y aprovechamiento del recurso cama, sino también se toma en cuenta
el índice de infecciones hospitalarias. No se considera eficiente un hospital
que tiene una alta incidencia de infecciones adquiridas durante la estadía de
los pacientes en él, ya que como dijo Florence Nightingale, dama inglesa
fallecida en 1910 y fundadora de la escuela moderna de enfermería, “lo primero
que no debe hacer un hospital es enfermar”.
·
El concepto de IIH ha ido cambiando a medida que se ha ido profundizando en
el estudio de ella. Clásicamente se incluía bajo este término a aquella
infección que aparecía 48 h después del ingreso, durante la estadía
hospitalaria y hasta 72 h después del alta y cuya fuente fuera atribuible al
hospital. En 1994 el Centro para el Control de las Enfermedades (CDC), de
Atlanta, redefinió el concepto de IIH, que es el vigente y que la define como
sigue:5 Toda infección que no esté presente o incubándose en el momento del
ingreso en el hospital, que se manifieste clínicamente, o sea descubierta por
la observación directa durante la cirugía, endoscopia y otros procederes o
pruebas diagnósticas, o que sea basada en el criterio clínico. Se incluyen
aquellas que por su período de incubación se manifiestan posteriormente al alta
del paciente y se relacionen con los procederes o actividad hospitalaria, y las
relacionadas con los servicios ambulatorios.
·
Existen principios sobre los que se basa este nuevo concepto que ayudan a
definir la IIH en situaciones especiales. Se considera nosocomial la infección
del recién nacido como resultado del paso por el canal del parto, por ejemplo
la oftalmia neonatorum. No es hospitalaria la infección del recién nacido
adquirida transplacentariamente (rubéola, citomegalovirus, etc.) y que comienza
precozmente tras el nacimiento. Además, y con pocas excepciones, no existe un
tiempo específico durante o después de la hospitalización para determinar si
una infección debe ser confirmada como nosocomial. En este nuevo concepto es de
notar el peso fundamental que tiene el criterio clínico complementado por los
hallazgos microbiológicos.
·
Las IIH tienen un origen multifactorial, que viene dado por los 3
componentes que forman la cadena de la infección , a saber: los agentes
infecciosos, el huésped y el medio ambiente, interactuando entre
ellos.6 En los agentes infecciosos hay que tener en cuenta su origen
(bacterias, virus, hongos o parásitos), sus atributos para producir enfermedad
(virulencia, toxigenicidad), la estabilidad de su estructura antigénica, así
como su capacidad de resistencia múltiple a los agentes antimicrobianos. En el
caso de las bacterias, esta última propiedad se pone más de manifiesto por la
presencia de una serie de elementos genéticos de origen tanto cromosomal, tal
es el caso de los transposones y los integrones, como extracromosomal, o sea
los plásmidos, que las hacen adquirir resistencia a los antibióticos. Los
plásmidos se han convertido en la punta de lanza de los microorganismos en su
lucha por evadir los efectos de los antimicrobianos. Esos elementos codifican
una cantidad importante de enzimas que inactivan a uno o varios de estos
agentes, y crean verdaderos problemas a la hora de tratar infecciones causadas
por bacterias que las portan. Los plásmidos codifican, entre otras enzimas, a
las betalactamasas de espectro reducido y las de espectro ampliado (BIPEA),
derivadas de aquellas y que inactivan a betalactámicos como penicilinas y
cefalosporinas, así como también a aminoglucósidos estas últimas. De igual
forma portan los genes erm que crean resistencia frente a macrólidos y
lincosamidas, los de resistencia de alto nivel (RAN) a aminoglucósidos,
etc.,7 sin olvidar a los sumamente conocidos plásmidos de penicilinasa de
los estafilococos que de forma característica, se transmiten por transducción
en lugar de por conjugación . Los integrones, elementos móviles de inserción
secuencial descubiertos hace solo pocos años, han sido involucrados en la
resistencia incipiente que presentan ya algunas bacterias frente a los
carbapenemos, considerados entre los antibióticos más importantes hasta ahora
desarrollados; un ejemplo lo constituyen cepas de Pseudominas aeruginosa
resistentes a Imipenem.
·
El segundo elemento de la cadena es el huésped, en el que desempeñan una
función importante sus mecanismos de resistencia. La mayoría de las infecciones
en el hospital se producen en cierto grupo de pacientes con características
individuales como la edad (el 60 % de los casos está entre 50 y 90 a),
malnutrición, trau-matizaos, enfermedades crónicas, tratamientos con
inmunosupresores y antimicrobianos, así como que están sometidos a procederes
invasivos diagnósticos o terapéuticos, que los hacen más susceptibles de
adquirir infecciones durante su estancia en el hospital.4
·
El tercer y último elemento de la cadena sería el medio ambiente tanto
animado como inanimado, que está constituido por el propio entorno
hospitalario, los equipos e instrumental para el diagnóstico y tratamiento, los
materiales de cura y las soluciones desinfectantes, etc., y sobre todo el
personal asistencial.
·
De la interacción de estos 3 factores van a surgir las infecciones
hospitalarias y en la medida en que participen estos así será su incidencia y
su comportamiento. Las IIH son un problema complejo donde intervienen además
cuestiones financieras, de personal, organizativas y estructurales.
·
Como ya se ha dicho, con el devenir de los años las IIH han ido cambiando
en sus características; otro tanto ha ocurrido con los que pueden ser considerados
como “sus actores”.
·
La década de los 50 se conoce como “la era de los estafilococos”, ya que
el Staphyococcus aureus que había sido susceptible a la
penicilina de manera uniforme, gradualmente comenzó a desarrollar resistencia
mediada por betalactamasas, especialmente el fagotipo 80-81. Este germen puede
considerarse como paradigma del “patógeno de hospital”. Su surgimiento
coincidió con el uso cada vez más generalizado de antibióticos de amplio
espectro. A comienzos de la década de los 60, la pandemia de estafilococos
comenzó a disminuir relacionada con la introducción de nuevos antibióticos
resistentes a betalactamasas que fueron eficaces contra el estafilococo.
·
En 1970 y 1975 existió un incremento de los bacilos gramnegativos; las
enterobacteria y Pseudomonas aeruginosa dominaron la escena de las IIH. Estas
cepas, resistentes a varios antimicrobianos, eran propagadas por medio de las
manos contaminadas del personal.
·
La década de los 80 vio surgir varios patógenos nuevos como el Staphylococcus
aureus resistente a meticillin (SARM), Staphyloccocus epidermidis de
resistencia múltiple, enterococos resistentes a vancomicina y otras especies de
Pseudomonas multirresistentes, así como Candida albicans y
citomegalovirus. Hay una diferencia importante entre el estafilococo fagotipo
80-81 y el SARM en cuanto a su transmisión; mientras que el 80-81 era portado
por el personal asintomático del hospital en sus fosas nasales. El SARM se
transmite pasivamente de un paciente a otro por medio de las manos del
personal. Staphylococcus epidermidis de resistencia múltiple
es un ejemplo del antiguo adagio que dice que “los saprofitos de ayer son los
patógenos de hoy; actualmente es conocido como causa de infección relacionada
con catéteres, prótesis vasculares, heridas quirúrgicas y bacteriemias. Aunque
ninguna de estas especies de estafilococos resistentes parece ser más virulenta
que aquellas sensibles, el hecho de la multirresistencia comporta un gasto
importante de medicamentos. Los enterococos aumentaron su presencia en los
hospitales a mediados de los 80; como son resistentes a las cefalosporinas, se
cree que el aumento se debió al enorme uso que en este período se hizo de
nuevos antibióticos que pertenecen a este grupo.
·
Recientemente y en relación con el gran número de pacientes
inmunodeprimidos que la epidemia de VIH/SIDA ha aportado a los hospitales, han
surgido otros nuevos patógenos, inócuos antes, como Aspergillus,
corinebacterias (Corynebacterium jeikeum, Rodococcus equi), etc.
·
La inmensa mayoría de las IIH son producidas por gérmenes “banales”
endógenos presentes en el flora normal de los enfermos, no patógenos en sus
medios habituales y transmitidos generalmente por el personal. Las bacterias
nosocomiales se distinguen de aquellas comunitarias por su resistencia frente a
los antibióticos. El medio hospitalario es muy propicio a la difusión de
resistencias, ya que un tercio de los pacientes reciben antibioticoterapia y
este hecho tiene como consecuencia la selección de bacterias resistentes a los
antimicro-bianos usados. Otra fuente importante de infecciones proviene de los
llamados gérmenes “oportunistas”, como Pseudomonas y Acinetobacter, que
colonizan los sistemas de agua de los hospitales, al igual que hongos
vinculados al medio ambiente. Las infecciones virales oportunistas
(citomegalovirus, virus sincitial respiratorio, herpesvirus) también están
presentes, sobre todo en recién nacidos e inmunodeprimidos, así como en
transplantados a partir de un donante aparentemente sano. Igual papel
desempeñan algunos parásitos, entre los que hay que citar a Pneumocystis
carinii (que algunos autores consideran como un hongo), Toxoplasma
gondii y Cryptosporidium.6
·
Como ya se ha planteado, la mayoría de las IIH son endémicas y se propagan
continuamente. A diferencia de los brotes epidémicos, en que las medidas a
adoptar deben ser tomadas con rapidez, en las infecciones endémicas se requiere
de una concertación de medidas de diversos grados de complejidad para
enfrentarlas que, en general, precisan de tiempo, organización y recursos.
Dichas medidas se enmarcan dentro del programa de lucha contra esas
infecciones, que constituyen la estrategia más útil para lograr su prevención y
control, y que son llevadas a cabo a través de una estructura, el comité de
prevención y control de las IIH, que aúna a toda la capacidad científica del
hospital en función de esta labor.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Blog Archive
-
2012
(14)
-
marzo(14)
- Periodicidad y difusión de nuestro plan
- Propuesta general
- Diagnostico, acciones y población
- Problema que se pretende modificar y sus posibles ...
- Infecciones costosas
- Infecciones Intrahospitalarias en el mundo
- Infecciones intrahospitalarias de ayer a hoy
- Diagnostico de salud encontrado
- Actores sociales e instituciones que se identifica...
- instituciones privadas o pùblicas existen en nuest...
- Factores de intervención e interacción con servici...
- Metodología, participación y comportamientos a pri...
- Lavado de manos y Protocolo de vigilancia en salud...
- Propositos del plan, Objetivos especificos y temas...
-
marzo(14)
Followers
Datos personales
- Grupo colaborativo 5
- Grupo colaborativo 5 sena: María Cristina Muñoz, Diana Patricia Cardona, María Teresa Montoya, Ana Matilde Ramierez, Aura Marcela Euffe, Yuli Marcela Bedoya, Elizabeth Sanchez, Andrés Henao.
Con la tecnología de Blogger.
0 comentarios:
Publicar un comentario